Nací con la bendición y gran suerte de ser hijo de alguien tan extraordinario como tú. Me enseñaste a amar la música, la educación, la justicia y la verdad. Hoy te liberaste de un cuerpo enfermo de cáncer.
Sin embargo, no hay consuelo. Siento que una parte de mi alma murió cuando dejaste de respirar.
Hace 67 años, el mundo fue mejor lugar desde que lo poblaste. Cuando me toque a mí, espero tener la misma bendición y suerte de encontrarte, donde quiera que sea.
Te amaré siempre.
Tu hijo, Héctor Navedo
Sin embargo, no hay consuelo. Siento que una parte de mi alma murió cuando dejaste de respirar.
Hace 67 años, el mundo fue mejor lugar desde que lo poblaste. Cuando me toque a mí, espero tener la misma bendición y suerte de encontrarte, donde quiera que sea.
Te amaré siempre.
Tu hijo, Héctor Navedo