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lunes, 13 de junio de 2011

¿Qué es el conocimiento?

En el artículo de Moros y Umbers (2003) éstos explican varias formas en que se puede comprender lo que es el “conocimiento”. En su artículo abordan las diferencias entre los internalistas y los externalistas. En el internalismo, está el fundacionismo.
En el modelo fundacioncita, “el fundacionalista asume que hay fundamentos para nuestro conocimiento” (p. 643). Con esto lo que se intenta decir es que cuando hay una creencia justificada, basada en la epistemología, se ve como algo dado. Esto es así (desde este punto de vista), porque se tiene en cuenta lo que está en la mente de la persona que lo dice, o porque se infiere a partir de los fundamentos que puedan sostener lo que se dice.
Nuestro conocimiento depende de la evidencia alcanzada a través de la sensación, de la memoria, de la introspección, o de proposiciones incorregibles (pp. 644-645). Así pensaban Aristóteles, Descartes, Russell, C. I. Lewis y Chisholm, a quienes los epistemólogos americanos llamaban fundacionalistas por estas creencias. Era creer que lo que la persona decía era un conocimiento ya dado. Por ejemplo si la persona decía que tenía dolor y podía explicar el mismo, pues era creerlo así y no cuestionar si la persona verdaderamente tenía dolor o no. Para los fundacionalistas la creencia podía basarse en las experiencias del sujeto. De esta forma, las creencias de las propias experiencias no requieren justificación para que cuente como conocimiento. Esto no es así para los demás tipos de creencias como las leyes de la naturaleza. Éstas si requieren ser justificadas por creencias sobre las propias experiencias del sujeto para ser tenidas como conocimiento.
Bajo el fundacionalismo, “las creencias que fundan el conocimiento no necesitan ser seguras, sino que sólo pueden ser rechazadas por referencia a creencias de la misma clase” (p. 645). Las creencias sobre las experiencias que tenemos, no necesitan certeza, para que sean consideradas como conocimiento, siempre y cuando no entren en conflicto con las otras creencias de las experiencias que la misma persona tiene.
El modelo externalista, se basa en las teorías de la justificación que tengan que ver con características que sean externas. “El agente cognoscitivo no tiene porqué ser consciente de las característica peculiares que justifican su creencia” (Goldman, en Moros & Umbers, 2003, p. 656). Con esto lo que Goldman quería decir era que se podía tener algún tipo de conocimiento aunque se fuera incapaz de justificar esta creencia a través de la introspección y la reflexión.
De acuerdo al modelo externalista del conocimiento, gran parte en lo que creemos se incorpora a “nuestras creencias” en forma espontánea. Según esta teoría, las creencias se forman en nosotros de forma inmediata, que no se deducen por las circunstancias en las cuales estemos. Por ejemplo, si estamos guiando, no decimos “me paro aquí porque la luz está roja. Cuando cambie a verde voy a seguir”. Esto es algo que hacemos, sin detenernos a pensar, es algo que hacemos sin reflexionar, es algo que hacemos inconscientemente. En este modelo la justificación tiene que ver con los hechos objetivos, más que con la evidencia reconocida personalmente. Además, se critica la exigencia internalista en relación a que “todas las características que justifican una creencia tienen que ser cognitivamente accesible al agente epistémico”. Lo que plantean los externalistas es que aunque alguien pueda tener la evidencia para justificar una creencia, no es necesario que la persona esté consciente de ello, si sus creencias se han formado como resultado de la memoria o la percepción (p. 657).
Al externalista también se le conoce como confiabilista. Si la creencia es producida por una experiencia sensible, se califica como un conocimiento. Según esta postura, “lo que convierte una creencia verdadera en conocimiento es la confiabilidad de nuestros procesos cognoscitivos” (Steup, en Moros y Umbers, 2003, p. 658).
La diferencia que hay entre ambos modelos es que para los fundacionistas, el conocimiento está en las experiencias de la persona. No va a requerir justificación científica, pues es lo que la persona ha experimentado y es suficiente para que sea dado como un conocimiento. Para el fundacionalista una creencia está justificada para la persona si se basa en su propia experiencia. De acuerdo a Moros y Umbers (p. 650) “el corazón del fudacionalismo consiste en la aceptación de que hay ciertas creencias básicas que apoyan nuestras creencias no básicas, y que estos primeros principios se creen y se saben cuando se entienden”. Para los externalistas el conocimiento venía en forma espontánea, no había que reflexionar. Por lo cual para los externalistas la justificación tenía que ver con los hechos objetivos, a diferencia de los fundamentalistas que su conocimiento proviene por lo vivido o lo reconocido personalmente. Para los fundamentalistas el conocimiento venía a base de la experiencia y para los externalistas a base de la percepción o la memoria. No obstante, el externalista también pensaba que el conocimiento podía venir a base de la experiencia, siempre y cuando la misma fuera sensible, por eso también los llamaban “confiabilistas”. Para el fundacionista hay dos tipos de creencias, las creencias básicas que no hay que justificar (porque sino la regresión fuera infinita) y las creencias derivadas. Para ellos no hay que justificar las cosas a nivel científico pues se basan en las experiencias del sujeto.

Para el fundacionista está lo que Sellars denominó el “mito de lo dado”. Esto es que existe una forma de conocimiento “no conceptual de cuestiones de hecho”. Pero esto también va a depender del juicio de la mente, porque nuestras creencias perceptivas no son totalmente una impresión sensible. Se usa la preposición porque en ocasiones es como se pueden describir las cosas que se ven, aunque nuestro conocimiento observable no pueda apoyarse totalmente.
Una de las estructuras de justificación del internalismo, es el fundacionismo. Para los internalistas, las creencias son proposiciones en la mente. El internalismo es lo que ha dominado en la filosofía. Para el externalista, la fuente de referencia tiene que ser válida o reconocida por expertos. Los internalistas y los externalistas tienen muchas ideas importantes, la cuales no han podido hacer compatibles entre sí para satisfacer ambas exigencias (p. 667). Para los internalistas, lo importante es “el sujeto que conoce” y para los externalistas es “la meta del conocimiento, la verdad”. De acuerdo a Moros y Umbers, el último paso del debate entre estos dos modelos ha sido el “advenimiento de la epistemología de la virtud”. Según explican su génesis viene del confiabilismo, lo cual propone que la justificación va más allá de la creencia individual de las personas (p. 671).


Referencia

Moros, E. & Umbers, R. (2003). ¿Qué es el conocimiento? La epistemología en los EEUU hoy. Anuario Filosófico, 36(3), 633-671.