“¿Qué pasa si te digo que no creo en la
escuela pero sí en la educación? Que quiero aprender, pero no a aceptar
lo que otros me imponen. ¿Qué pasa si te digo que la escuela no es tan
buena como parece? Que desde su creación solo dice repite,
ignora y obedece. Que fue pensada por los mismos que dominan al mundo;
burócratas, dictadores y banqueros. Y nosotros la aceptamos como
muchos. Lo que la escuela siempre buscó fue moldear a la gente.
Haciéndoles creer que son libres e independientes. Pero lo único que
espera de cada niño de la Tierra es que solo produzca y consuma para
sostener este sistema. ¿Qué pasa si te digo que saber no es
necesariamente comprender? Que el conocimiento es importante, pero solo
absorber información nos hace más ignorantes. Comprender es haberlo
vivido y experimentado. Saber es simplemente poder acumularlo. La
educación sirve para crecer y desarrollarnos. La escuela para aprobar
el examen y graduarnos como esclavos. Aprender en libertad es poder
elegir qué aprendo y descubrir cómo. La escuela es repetir lo
establecido y acallar quienes somos. Aprender en libertad es conocerme
junto a otros y descubrir la vida. La escuela tradicional es negar
quien soy y ser lo que otros me exijan. ¿Qué pasa si te digo que la
escuela no piensa en el ser humano? Porque somos solo números que
aprueban o repiten grados. Donde se desecha a quien no alcanza el
promedio. Se les castiga y excluye haciéndole creer que son menos.
Porque solo se dirige a un grupo homogéneo y en masa. Matando las
diferencias, sueños y esperanzas. La escuela asfixia a quien no cumple
los requisitos. La verdad es que realmente todos somos iguales. Educar
es aprender juntos a ser humanos. Pero sin un currículum de un
ministro o un tirano. Educar es verte al espejo y reconocerte vivo.
Mirar a los otros y encontrar lo mismo. ¿Qué pasa si te digo que el eje
de la escuela es el deber ser? Mientras que lo que guía la educación es
crear y poder ser. ¿Qué pasa si te digo que la escuela nos enseñó a
sobrevivir con miedo? Y la educación es realizarnos para ser plenos”
(Fuertes, 2013).