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sábado, 23 de abril de 2011

En La metáfora ocular y representativa del conocimiento Suárez argumenta que la visión se ha utilizado metafóricamente para explicar la manera en que conocemos. a. ¿Por qué se emplea la visión y no otro de los sentidos perceptuales?

Héctor Navedo Aponte

De acuerdo Hans Jonas  citado por Suárez, E., (2009) existen unos elementos inherentes a la visión que explican su superioridad por encima de los otros sentidos. Una forma de percibir esta superioridad es con el simple hecho de abrir nuestros ojos.  La visión que dan nuestros ojos nos muestra una continuidad  hacia cualquier punto que dirijamos nuestra mirada y en ella podemos divisar la cercanía, las distancias medias o la lejanía,  y todo ello  simultáneamente. La visión nos permite guardar en recuerdos el espacio y el tiempo sin haber tenido ningún tipo de percepción sensible, también nos permite reconfigura una imagen como representación de lo que hemos visto. Esto no sucede con los otros sentidos debido a que no poseen esta facultad, por ejemplo para poder recordar, los sentidos del gusto, del tacto, de la audición,  debe tener la experiencia nuevamente.
            Otra ventaja presentada por Suárez, E.,  es que la visión nos ofrece un tipo de control que no se encuentra en los otros sentidos, como por ejemplo,  controlar el hecho de ver, o no ver algo que nos desagrade. Este control se realiza simplemente cerrando los ojos, mientras que con los oídos, el hecho de escuchar o no escuchar lo controlamos acudiendo a nuestra manos,  ya que los oídos no cuentan con una puerta para cerrarse por sí mismos, pero la  eficacia que conseguimos  cerrando los ojos,  no la podemos alcanzar con las manos cerrando nuestros oídos,  igual pasa con los otros sentidos.
            Otra ventaja visual es que podemos hacer copias estáticas de un proceso dinámico, lo que con los otros sentidos congelar experiencias en representaciones estáticas no es posible.



b.  ¿Qué efectos ha tenido esta metáfora sobre la educación?

             De acuerdo a lo expuesto por el Dr. Suarez en su artículo “La metáfora ocular y representativa del pensamiento y la educación”, El ojo mental que es un modelo representativo que data de la época de Platón, es una forma de determinar  cómo se contextualiza el conocimiento en la persona, quien lo hace por medio  de representaciones y se manifiesta por medio del lenguaje.
 Cuando vemos algo lo representamos en forma de imagen,  lo que nos induce a pensar que la forma en que vemos las cosas está determinada por nuestro sentidos, en esencia,  el sentido  de la visión, el más desarrollado del ser humano y con altas cualidades para instituir imágenes  y que nos da la copia fiel de la realidad, copias que se guardan. Según Gilbert Ryle, citado por Suárez (2009),  estas imágenes guardadas en la mente son accesadas  por el ojo ocular y después son exteriorizadas por medio del lenguaje.
Según Dewey, citado por Suarez (2009), el modelo representativo del ojo mental nos afecta en el momento en que  se asume que es propio a los organismos  avanzados (sentidos desarrollados),  lo cual  implica que no solo sería  del ser humano  la reproducción de las imágenes y,  por ende,  la adquisición del conocimiento, sino que también nos afecta en asumir  que el objetivo principal del pensamiento es reproducir  sin alterar la realidad, copiar lo externo, no el de conocer, no el de descubrir. La falla está en que el modelo representativo del ojo mental  toma el mundo externo como incambiable y reproducido de igual forma en nuestra mente,  en vez de verlo como un material que hay que transformar.  En este modelo nos adaptamos al mundo exterior del cual, al parecer no tenemos control. El ojo mental pasa a ser quien predomina los pensamientos y ello se ve reflejado en las innumerables expresiones como,  por ejemplo: veo lo que quieres decir, ya visualizo lo que tratas de mostrarme, etc. Lo que nos llevaría a asumir que el pensamiento es como una cámara tradicional de retratar la cual produce un negativo en donde vemos la realidad exterior.
La educación se ha visto enmarcada  por este modelo representativo en la forma en cómo se contextualiza la enseñanza-aprendizaje, tanto del profesor como del estudiante,   debido a que el estudiante ha sido catalogado como un ente pasivo y receptor quien capta,  asume y memoriza todo lo que se le da en el salón de clases,  lo que induce a ver el aprendizaje  como una  metáfora ocular que copia y reproduce todo lo que se le enseña, imposibilitándole sus destrezas integradoras de interrelacionar pensamientos y/o habilidades, de acuerdo  a lo expuesto por Gilbert Ryle citado por Suárez (2009). Mientras que el maestro,  por su parte,  se encarga de reproducir contenidos, temas expuestos en contenidos temáticos.


Suárez, E., (2009). La metáfora ocular y representativa del pensamiento, Revista Pedagógica, (42)1, p.79-102.