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lunes, 16 de julio de 2012

Lo político en la Educación Superior

Héctor Navedo Aponte

El discurso político universitario postmoderno se ha centrado en los últimos lustros en la alegoría de la Calidad, tratando, de esta manera, enmascarar los intereses contrapuestos que subyacen en las diferentes propuestas y prácticas educativas, intentando transmitir a la sociedad que educar es sólo un asunto técnico (Fernández y García, 2010).
Burton Clark (1983),  destaca cuatro conjuntos valorativos básicos para los distintos sistemas de educación superior: a) justicia social; b) competencia; c) libertad; d) lealtad.
La justicia social- Incluye otros dos valores: la igualdad y la equidad, entre los estudiantes, los profesores, los departamentos y los programas de estudio. La justicia social es la búsqueda de un trato equitativo con las oportunidades de acceso.  Puede variar su significado en diferentes contextos nacionales.
La competencia – El valor de la igualdad está contrapesada en los sistemas de educación superior por el valor de la competencia, que puede eventualmente justificar, por ejemplo, una diferente distribución de los recursos entre instituciones y/o programas. Competencia y calidad son valores estrechamente relacionados. Si bien calidad es un término con múltiples acepciones, podemos decir que en líneas generales se refiere al funcionamiento ejemplar –respecto de una expectativa establecida - de una institución o programa, cuestión que se establece en la actualidad mediante diversos procedimientos de evaluación llevados a cabo por pares académicos.
La libertad- Clark (1983) destaca un conjunto de valores enraizados en la historia del pensamiento político occidental. En las sociedades democráticas la libertad implica que los individuos, grupos e instituciones ejerzan sus actividades libremente sin padecer restricciones arbitrarias. Este valor se encuentra indudablemente en contradicción con el valor de la igualdad, en la medida que la autodeterminación implica la diversidad y la diferencia respecto de la organización y los fines.
“Los investigadores alegan que un máximo de libertad es necesario para el buen desempeño de su trabajo y para el avance de la ciencia y el conocimiento en general. Los docentes defienden la añeja noción de la libertad de expresión en el aula sin temor al castigo para que la sociedad se beneficie de la crítica y se pueda contribuir así a remediar males sociales. Los estudiantes reivindican la posibilidad de optar libremente por sus campos de estudio y de decidir el ritmo y la modalidad del aprendizaje” (Clark, 1983).
La lealtad- Supone un conjunto de valores que remiten a la relación Estado- universidades. Implica situaciones que pueden ir desde las limitaciones a la libertad de expresión y crítica, hasta la exigencia de relevancia o pertinencia, esto es, que las actividades de los establecimientos de educación superior contribuyan a solucionar las necesidades y demandas sociales.
La política de la UPR está orquestada por el gobernador Luis G. Fortuño.  Su repertorio incluye mala fe e implantaciones nefastas.  El modelo político de Victor Baldridge (1971)  constituye en una herramienta idónea para  señalar que la universidad es un sistema político centrado en la toma de decisiones. Esa toma de decisiones (del gobierno de Puerto Rico) está basada en ‘cuadrar’ el presupuesto sin tomar en consideración el desarrollo intelectual de todo un País.  “Pueden destruir toda una generación de intelectuales que son de los que depende el desarrollo de cualquier país y luego, cuando quedan esos boquetes en la historia, es muy difícil volver a retomar el camino del desarrollo en los países”, dijo el profesor Silva Gotay  (2010, diciembre 12, pp.6). “Hay una constante que es la violencia que el Estado está ejerciendo sobre sectores con los cuales el Estado mismo no está dispuesto a dialogar”, dijo el profesor de ciencias sociales y humanidades de la UPR, José Cabán (2010, diciembre 12, pp.6). “Fíjate en lo que ha terminado México.  Un país asediado por la violencia y (con) incapacidad de estabilizar el país.  México no se ha podido reponer de esta pérdida, contrario a Argentina donde (Néstor Carlos) Kirchner detuvo el neoliberalismo a tiempo y salvó la nación”, dijo el profesor Silva Gotay  (2010, diciembre 12, pp.6).
¿Qué opinaron algunos políticos sobre el conflicto en la UPR?
“En un país donde tantos jóvenes se nos pierden en la criminalidad, en el vicio, darle la oportunidad a aquellos que quieren contribuir, aportar, es obrar en contra del futuro de Puerto Rico”, dijo Rolando Ortiz, alcalde de Cayey (2010, diciembre 17, pp.27).
“Hasta ahora no ha habido diálogo de ninguna de las partes. (La Universidad) no ha provisto de manera eficiente la información fiscal real de la UPR, que es un desastre, y la solución que dan hoy ya mañana no resuelve nada porque es un parche”, dijo Abel Nazario, alcalde de Yauco (2010, diciembre 17, pp.27).
“Restringir el derecho a protestar en las áreas de la Universidad… pero si de eso se trata la universidad!!! Esto no es un kínder ni un primer grado, es una universidad donde las ideas se van desarrollando y forjando”, dijo Aníbal Vega Borges, alcalde de Toa Baja (2010, diciembre 17, pp.27).
“La intransigencia nunca resulta en nada positivo aquí ha habido algo de eso.  El Presidente de la UPR tiene que poner de su parte.  El diálogo es fundamental”, dijo Ramón L. Rivera Cruz, alcalde de Bayamón (2010, diciembre 17, pp.27).
“La Policía no es el organismo indicado para cambiar la visión de cómo protestar en la Universidad.  Pero los estudiantes tienen que entender que la manera de manifestarse en los recintos tiene que cambiar”, dijo Alan González, alcalde de Utuado (2010, diciembre 17, pp.27).

Baldridge destaca que debido a que la elaboración y formación de políticas constituyen el núcleo de la comprensión del proceso de toma de decisiones, se debe enfatizar el papel que la negociación y el conflicto juegan en relación con la participación de los diversos grupos de interés.  Baldridge (1989) reconoce la importancia del conflicto que se genera en los distintos modos de gestión administrativa practicados por la autoridad; así como la complejidad que enfrenta la organización derivada de los múltiples intereses que los distintos actores organizacionales ejercen en ella.
…los problemas del poder en la universidad no son tanto un problema de
estructuras de gobierno como de gobernabilidad institucional. Ello significa
colocar el énfasis analítico en el estudio de las redes organizadas de poder que
coexisten en las universidades, y su relación con la construcción de la autoridad
política en dichas organizaciones. Asimismo, es preciso analizar las fórmulas
institucionales que son creadas para estructurar las relaciones de poder y la
manera en que son consolidadas, cambiadas o reformadas para fortalecer o
debilitar el núcleo académico universitario (Acosta, 2002).
Es evidente que en el comportamiento organizacional de la UPR hay un salto de lo burocrático a lo político, olvidando así el aspecto colegial.  La poca o ninguna creación de programas nuevos que sean cónsonos con las necesidades intelectuales y sociales es evidencia suficiente del pasado postulado.